- El inventario publicitario se ha ampliado enormemente. Actualmente, la publicidad puede llegar al consumidor desde múltiples soportes (internet, telefonía móvil, social media, videjuegos, etc.).
- El valor marginal de la publicidad se ha desplomado. Aun cuando es cada vez más fácil hacer llegar mensajes publicitarios al consumidor, es también cada vez más difícil hacerse oír.
- Los presupuestos publicitarios son cada vez más fragmentados. Si hasta hace pocos años los anunciantes barajaban sólo unos pocos medios como soportes publicitarios (la televisión, la prensa, la radio y los medios exteriores), en la actualidad deben repartir sus presupuestos de marketing entre varios medios.
- La liquidez de la publicidad ha aumentado dramáticamente. Hoy por hoy, con herramientas con el targeting online, es posible llegar a audiencias cada vez más segmentadas.
- Los anunciantes están ganando en sofisticación. Las grandes marcas ya no confían a ciegas en sus agencias de publicidad. Su relación con ellas es más de socios que de clientes.
- Los anunciantes quieren ver resultados, no simples promesas. La cuantificación del impacto de una campaña, tanto online como offline, se ha convertido en un elemento esencial de la planificación publicitaria.
- Los medios publicitarios soportan un mayor nivel de exigencia por parte de los anunciantes.
- Si los creativos eran antes las "estrellas" de la industria publicitaria, ahora lo son los especialistas en la optimización y la medición de la eficiencia de las campañas de publicidad.
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