viernes, 7 de octubre de 2011

Steve Jobs: el último gran maestro del “bricolaje informático”


Durante décadas, la industria tecnológica vivió del mito de los jóvenes y creativos "nerds" que se empeñaban en cambiar el mundo de los garajes de sus casas. Steve Jobs fue uno de los más grandes de estos aficionados al "bricolaje informático" y también el último. Con su muerte, la era de los gigantes del sector tecnológico hechos a sí mismos llega a su fin. Ahora comienza la era de los "managers".
La muerte de Steve Jobs representa un paréntesis, no sólo para Apple, empresa a la que dedicó la mayor parte de su carrera, sino también para toda la industria tecnológica. Su muerte marca el final de la era de los fundadores. De ahora en adelante, serán sobre todo los "managers" bien formados los que predominarán en la cúspide de las grandes empresas tecnológicas. Profesionales también, pero de otro color.
Steve Jobs personificaba a su empresa. Tenía una posición tan única dentro de la que era su compañía que inevitablemente dejaba una marca personal en ella. ¿Es realmente posible que esto mismo vuelva a repetirse?
Los fundadores, cuando tienen éxito, terminan adquiriendo a la larga un halo mítico. El mismo que tenía Steve Jobs, o también pioneros como Henry Ford, Carl Benz, o Thomas Alva Edison.
A la conversión de un emprendedor en leyenda ayuda, y mucho, que éste levante su negocio de la nada, desde un garaje o un taller, con muy poco medios, y que una idea le convierta de la noche a la mañana en millonario. La leyenda engorda aún más si el protagonista, como Jobs, tiene una personalidad especial, capaz de generar cientos de anécdotas sobre su persona.
Jobs es el mito de Apple y en torno a su persona hay, claro está, cientos de anécdotas. De hecho, forma parte ya parte del "folclore" popular.
Aunque increíblemente carismático, Steve Jobs era también terriblemente colérico. Era creativo, pero acostumbraba también a sacar de sus casillas a sus empleados. No le importaba llamar a sus trabajadores por la noche o durante el fin de semana si consideraba que algo no estaba bien hecho. Los que le conocían dicen que era también un autócrata, que gobernaba su empresa como un terrateniente. Dentro de Apple, Jobs era tan venerado como temido. Tras su muerte, queda la veneración, el resto es simplemente alimento para la leyenda.
Como les pasa también a otros grandes emprendedores, la vida de Steve Jobs está estrechamente vinculada con la de su empresa. No en vano, el éxito de Apple es también el éxito de Jobs, escribe Frank Patalong en Spiegel.
La era de los maestros del "bricolaje informático" comenzó en 1939 con Bill Hewlett y Dave Packard. Continuó con Bill Gates y termina ahora con la muerte de Steve Jobs. Sin embargo, a diferencia de los primeros, Jobs era algo más que un maestro del "bricolaje informático". Era vendedor, planificador, director y sobre todo un genio del marketing.

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