Durante muchos años la industria publicitaria vivió en torno a un mito: dinero a raudales y sesiones fotográficas bajo palmeras y regadas de champán. La publicidad era un oasis para la gente que quería trabajar en una atmósfera creativa y hacerlo al margen de los convencionalismos, una alternativa a las carreras profesionales enconsertadas en trajes grises, muchas convenciones y muy pocas libertades.
Hace apenas diez años los departamentos de recursos humanos de las agencias no daban abasto y cientos de candidatos acudían en tropel a sus puertas a la conquista de una oportunidad en una industria tan "sexy". Hoy las cosas son muy diferentes. Los creativos en zapatillas y sudaderas son los nuevos héroes de la economía. Pero no son creativos que trabajen para ninguna agencia sino para gigantes online como Google, Facebook o Amazon. Y trabajan en oficinas llenas de color donde reinan la libertad, hay oportunidad de cambiar el mundo y también, de paso, de convertirse en millonario.
Las antaño adoradas agencias de publicidad han perdido su poderoso influjo para los jóvenes talentos, unos jóvenes talentos que prefieren mirarse en el espejo de Mark Zuckerberg o Sergey Brin.
¿Por qué querría un joven de 23 años recién salido de la universidad hacer prácticas en una agencia de publicidad si puede hacerlo en Google, ganando mucho más y con un prometedor plan de carrera por delante?
El sistema de valores de los jóvenes talentos ha cambiado en los últimos años. El trabajo duro no es para ellos un problema, pero eso no quiere decir que éste sea un fin en sí mismo. La libertad, la igualdad y la transparencia son importantes para ellos, al igual que la flexibilidad, que es un auténticomust. Y lo que las agencias de publicidad ofrecen hoy por hoy a los jóvenes talentos ya no se ajusta lamentablemente a su nueva escala de valores. Con horarios que llegan en ocasiones a las 70 horas semanales y salarios muchos más bajos que los que ofrecen en comparación las grandes empresas online, a los más jóvenes no les seduce ya para nada subirse al tren laboral de las agencias de publicidad, explica Stefan Kolle en Handelsblatt.
No basta con prometer a los jóvenes que, tras unos cuantos años de trabajo duro, llegarán algún día a ganar un sueldo algo más que decente. Volver a conectar con los jóvenes talentos es realidad uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta en la actualidad la industria publicitaria. Llega, por lo tanto, el momento de que ésta se reencuentre con su "sex-appeal" perdido, algo que será complicado pero de ninguna manera imposible. Al fin y al cabo, quien tuvo retuvo, o eso dicen, ¿no?
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